Envejecimiento de la población mundial
La División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas ha elaborado este informe en el que se destaca que la población mundial de personas mayores está creciendo en términos absolutos y relativos.
A nivel mundial, en 2019 había 703 millones de personas de edad de 65 años o más. Asia oriental y sudoriental alberga el mayor número de personas de edad del mundo (260 millones), seguido de Europa y América del Norte.
Las principales conclusiones de este estudio son:
- El envejecimiento de la población es un fenómeno mundial. Prácticamente todos los países del mundo están experimentando un crecimiento del tamaño y la proporción de personas de edad en su población.
- El envejecimiento de la población ha sido más rápido en el Asia oriental y sudoriental y en América Latina y el Caribe.
- En la mayor parte del mundo, la supervivencia después de los 65 años está mejorando.
- Los indicadores convencionales de envejecimiento de la población basados en la edad cronológica (años desde el nacimiento), con un umbral fijo de vejez a los 65 años, muestran que las poblaciones están envejeciendo en todas las regiones del mundo.
- Las nuevas medidas de envejecimiento de la población basadas en la edad prevista (años de vida restante) -con un umbral dinámico de vejez que aumenta progresivamente con el incremento de la esperanza de vida- apuntan a un proceso de envejecimiento de la población más lento de lo que indican las medidas convencionales.
- Los indicadores que incorporan información demográfica y económica sugieren que el grado de envejecimiento de la población depende de las pautas de edad de la producción y el consumo.
- El consumo de las personas de edad se financia de diversas maneras en todo el mundo, mediante transferencias públicas, transferencias privadas e ingresos procedentes de activos y de mano de obra.
- El envejecimiento de la población ejercerá una mayor presión financiera sobre los sistemas de apoyo a la vejez.
- El envejecimiento de la población no conduce inevitablemente a un declive macroeconómico, sino que, con políticas bien elegidas, puede ocurrir todo lo contrario.